mayo 28, 2009

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1920. José Trinidad Villegas Valera, mi abuelo materno

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1960. Carolina Pérez González de Castellanos, mi abuela paterna

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1934. Casa de La Vereda en Santa Ana de Trujillo, vecina a la de Ceferina Andrade:
mi madre Evangelista Villegas de Castellanos, 29 años de edad, en el piso
Rafael Ramón Castellanos Villegas, en el asiento mí Hermano Pedro Alfonso.
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1964. En las Araujas, Trujillo: mi madre, Evangelista Villegas de Castellanos y
su nieta Felicia Villegas Castellanos y su nieto José Gregorio Villegas Castellanos.
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1964. En Las Araujas, Trujillo, mi madre Evangelista Villegas de Castellanos
y su nieta Josefa Guevara Castellanos
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1931. En Santa Ana de Trujillo mi madre, Evangelista Villegas de Castellanos
y mi padre, Efigenio Castellanos Pérez
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Rafael Ramón Castellanos Villegas y mi padre, Efigenio Castellanos Pérez


. Efigenio Castellanos Pérez



PÁLMENES YARSA Y SU PRIMER LIBRO

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El 15 de septiembre de 1936 salió de los talleres de la Cooperativa de Artes Gráficas, en Caracas, el libro primogénito de una lírida extraordinaria: Pálmenes Yarza. Poemas.
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Allá en Santa Ana de Trujillo por 1939 lo vi en manos de doña Victoria Villegas Pacheco de Sánchez Pacheco. Esta culta y humildísima señora comentaba con mi madre todo lo bello de los versos de Pálmenes y quizás fue la única vez que tuve respuesta a una interrogante que aún me inquieta. ¿Cómo y de dónde llegó a mi pueblo toda la gran cantidad de libros que constituían la biblioteca de doña Victoria?. Mi edad era entonces 9 años, y amaba los libros; no se si porque semana tras semana, con mi hermano Pedro, un año menor, iba de mi casa a la de doña Victoria en un misión sacra: devolverle los volúmenes que ella le prestaba a mamá y que después allá en la sala de la Casa Verde, comentaban las dos damas en la tarde del domingo siguiente.
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Mis preferencias estribaban en hojear cualquier tomo del Tesoro de la Juventud, lleno de imponentes fotos, o extasiarme en las ilustraciones y los textos de una revista, tenue, almibarada, contagiosa que tenía por título Onza, Tigre y León.
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Ahora bien, la novela mínima Dafnis y Cloe, de Longo y los Poemas de Pálmenes Yarza se me quedaron por siempre en la memoria visual, junto a los libros que la Editorial Tor editaba, ya de Dumas, Lamartine, Víctor Hugo o Feval, que de estos Evangelista Villegas de Castellanos poseía casi de dos docenas.
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Mas ese día que doña Victoria y mi madre hablaban de la inspiración de Pálmenes, llegué a la única respuesta que puede encontrar sobre el origen de la biblioteca de esta dama de mi pueblo: el libro de Pálmenes se lo había llevado de Caracas, como regalo de cumpleaños, el maestro normalista Antonio Cortés Pérez, recién llegado a Santa Ana de Trujillo para desempeñarse como Director de la Escuela Federal Graduada "27 de noviembre de 1820", en la cual hicimos la educación primaria entre camburales, barbechos y conucos y aprendimos el hábito de la lectura diaria, como aprendimos también a amar a Pálmenes Yarza, la poeta y la escritora que "aprendió a hilar su tela / como la araña / sin telar" - para expresarlo con uno de los versos de sus Poemas de 1936, ahora que ya cumplen setenta años.
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Caracas, 2006
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Rafael Ramón Castellanos
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